La Perdida

Nacho González entiende sus parcelas como islas, islas de pureza que nada tienen que ver con las de sus vecinos que llevados por un cultivo convencional, atiborran de pesticidas y productos químicos a sus plantas para asegurar unas producciones que van a parar a grandes compañías, que se aprovechan del buen momento por el que está pasando la zona.